Por: Luis Mulato Arias
En este capítulo expresaremos la vida de la eximia profesora” Tía Laura”, como suele nombrarse a tan connotada docente nacida el 3 de septiembre del año 1953 en la ciudad de Curicó, séptima región.
Sus primeros estudios los realizó en Santiago, en el Internado Femenino; la media la cursó en el Colegio Bautista y en el Liceo Gabriela Mistral de Temuco.
Mientras cursaba el tercer año de enseñanza media fue becada por Youth for Understanding de Míchigan EE.UU. Allí permaneció 8 meses. Luego regresa al país para finalizar su enseñanza media. De ahí arriba a la Universidad de Chile para obtener el año 1975 el título profesional en educación de párvulos.
Trayectoria
Inició su carrera profesional ingresando como tal en la Escuela 78 el año 1976. Subrogó en el cargo de Dirección el año 80 con la fusión de las escuelas 1 y 2. En la Escuela D 350 ocupó el rol de inspectora general, misma tarea que desempeñó tres años después en la Escuela República.
Luego asumió como directora del Jardín Infantil “Tía Lucía”.
Producto de los tantos cambios en la administración municipal debió ejercer como educadora de párvulos en la Escuela República por un largo periodo de 31 años.
“Siento que mis mejores recuerdos son haber trabajado con vocación, haber compartido pasillos con colegas, haber trabajado con colegas que no olvidaré jamás”, señala.
Laura Domínguez, además, dio forma al Comité de Educación Parvularia con el objeto de incentivar el perfeccionamiento de esta noble profesión
Un día su padre le dijo “un profesor jamás se hará rico con este trabajo, pero el recuerdo imborrable del ejercicio de esta profesión queda en el alma de quienes la reciben.”
También realizó encuentros de articulación de niveles a nivel regional con participación de 350 docentes o educadoras de párvulo, intercambiando experiencias de escuelas vulnerables. Recuerda con nostalgia la celebración de la semana del Párvulo, los desfiles temáticos, competencias de interacción, competencias deportivas, artísticas y muchas otras actividades que la llenaron de satisfacciones.
“He sido pionera en el área cuando en esa época se hablaba muy poco de la educación preescolar: transición 1 y 2, lo que para hoy se ha hecho una obligación en la formación integral de los educandos. Por tanto, siento un tremendo orgullo y aprecio con gran admiración esa época”, manifiesta.
Actividad
Para la docente Laura, la familia ha sido siempre el pilar fundamental en el desarrollo de su vida. Su hermano Carlos fue un connotado abogado y juez de Policía Local.
Sus 4 hijos son: Elmy, ingeniero en ejecución en administración pública; Marco Arturo, flamante abogado; Jorge Antonio, técnico y Pía Alicia, técnico a nivel superior en gastronomía.
Tiene 4 nietos: Camila Laura, técnico jurídico que ejerce en la notaria de Imperial; Fabricio Marco, quien cursa la enseñanza media al igual que Gabriela Valentina que cursa la básica junto con la menor de todos que es Mía Pascal.
Al referirse a la actualidad prefiere no hablar de las AFP “porque todos sabemos, al entrar al sistema, cuáles son las ventajas o desventajas, por tanto, asumo mi responsabilidad”, expresa.
Insta a las nuevas generaciones a estudiar esta profesión con vocación y entrega y agrega una frase: “lo que se hace de cabeza a cabeza, se olvida; lo que se hace de corazón a corazón jamás se olvidará”.
“Mi gran sueño es que los educadores sean creadores y diseñadores de su metodología, no solo que entreguen conocimientos, sino formen personas integrales con valores y principios”, declara.
Para culminar la nota, diremos que la tía Laura no sólo ejerció con cariño la profesión que abrazó. También fue integrante del conjunto folklórico junto a otros colegas llamado Chilcantu y candidata a concejal en las últimas elecciones por la comuna de Nueva Imperial.
Obviamente que son muchos los que la recuerdan con afecto: los alumnos, colegas, apoderados, comunidad escolar, la gente de la calle, porque es una persona con carisma, extrovertida y hasta altruista. Y, por si fuera poco, posee una personalidad exuberante, buen sentido del humor, rebosante de cariño hacia todos sin distinción.