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viernes, julio 26, 2024
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Sr. Director

Por: Matias Vidal Huichal, Lic. En educación. 

Cuando el alma y el espíritu se apagan, las calles y la vida cuelgan de un hilo.

Los últimos meses han traído consigo muchos temas importantes que lamentablemente producto de la dinámica de la sociedad, han pasado desapercibidos, como cuestiones que se reducen a un mero comentario o incluso como un tema sin importancia, pero es que cuando los problemas producen cambios en nuestro estilo de vida, entonces no solo es importante detenerse a hablarlos, sino que es necesario hacerlo. Hace un par de semanas leí la noticia de la detención de un sujeto que portaba un chaleco antibalas y algunas municiones, un par de días después asaltaron una panadería popular de la comuna, hace unos días un grupo de personas armadas corta el tránsito en la zona costera de la región, solo por mencionar algunos de los últimos eventos que han despertado el miedo de mis coterráneos. Bajo una mirada objetiva, siempre han existido los actos vandálicos, para los cristianos y occidente en general esto es normal luego de la desvinculación del hombre con Dios, toda la maldad se origina allí en el famoso jardín del Edén cuando el hombre a causa de su desobediencia queda sujeto a algunos padecimientos que perdurarían hasta el fin, solo de esta manera explicamos por ejemplo el asesinato de aquel hermano cuya sangre clamaba a Dios desde la tierra, me refiero a Abel.  Caín que simboliza el comienzo de una civilización agrícola (Su oficio), y el posterior trabajo forjando el hierro (Su nombre en hebreo Kayin – herrero), es el que establece las bases de una sociedad que traería consigo pecado y la lejanía de Yahvé.

Según muchos autores que han dedicado su vida al esoterismo, estudiando el Tao, judaísmo y cristianismo (este último con una fuerte influencia en Occidente), todos los problemas del ser provienen de una carencia espiritual, por lo tanto, la solución a estos problemas es de carácter espiritual, no así, los problemas que atañen a una sociedad en su conjunto como lo pueden ser, la economía, la política, problemas geopolíticos, etc. De hecho el destacado escritor chileno Gastón Soublette afirma que “la sabiduría espiritual no resuelve problemas terrenales”, y es precisamente por eso que muchas veces los problemas políticos se resuelven con guerras, bombas, pestes entre otras atrocidades, la política permite cambios en tema país y nación apelando a las estadísticas, sin embargo el espíritu propicia cambios en el ser. Desde esta perspectiva ¿la nueva constitución solucionará los problemas de seguridad del ciudadano de a pie? Definitivamente no lo creo, son dimensiones distintas, por más que las iglesias traten de arrimarse a una corriente en particular, lo que hacen en el fondo es confundir a los feligreses.

Uno esperaría que los guías espirituales de nuestras comunas ya sean pastores, chamanes o machis, orienten el mundo con la cosmovisión que ellos viven (porque en el fondo sus arquetipos llegan a lo mismo)  pero están entretenidos peleando aun si es que deben ir con falda o pantalones, si es que el pelo corto impide ser salvo, si es que el bautismo salva, si es que son trinitarios o unicistas. O si es que el pueblo mapuche se suma a los de izquierda o de derecha sin llegar a un consenso. Estamos frente a una tremenda crisis de espíritu y de alma, estamos perdiendo la costumbre de saludarnos entre nosotros, algo nos ha hecho perder el horizonte hacia el arquetipo de nuestra zona, porque estoy seguro que si nos educaran como educaron a nuestros antepasados pidiendo permiso y haciendo una rogativa antes de cortar un gancho de cualquier árbol, entonces no pasaría por nuestras mentes robarle al Peñi o a la Lamnguen lo que es suyo, si nos educaran respetando los tiempos de siembra y cosecha entenderíamos que no siempre la artesa tendrá harina, si compartiéramos lo que es nuestro sin esperar algo a cambio y amaramos a nuestro prójimo como a nosotros mismos sin duda estaríamos frente a una sociedad florecida con colores muy distintos. Sinceramente no es hora de hablar de política ni economía, es tiempo de detenernos a reflexionar sobre nuestro ser, como asegura Cristián Warnken “pese a los tiempos acotados, es necesario detenernos y creer que siempre existe la posibilidad de que el desierto florezca vislumbrando un nuevo comienzo”

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