Aunque la defensa del cabecilla de la CAM presente un recurso para anular el fallo de la justicia que lo sentenció a 23 años de prisión efectiva por los múltiples delitos que ha cometido durante casi 30 años en la Macrozona Sur, junto a la orgánica radical que integra, espero que cumpla la condena de forma íntegra en la cárcel sin recibir beneficio alguno.
Estamos frente a una señal importante para el país y las víctimas, de que no habrá impunidad para los terroristas y el crimen organizado, y por lo mismo, es fundamental que este peligroso criminal esté tras las rejas todo el tiempo que establece la sentencia, sin que pueda optar a beneficios carcelarios.
Esto lo planteo, porque en el caso de los involucrados por el crimen del matrimonio Luksinger-Mackay, uno ya está en libertad tras cumplir su condena, mientras que los otros tres están en un centro de estudio y trabajo, no en una cárcel, y uno de ellos goza de salida trimestral.
Desarticular a estos grupos pasa por sacar de circulación a sus integrantes, para que no puedan seguir cometiendo actos de violencia.