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miércoles, enero 22, 2025
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Las comunidades de Chile se organizan por un futuro agroecológico

Por: Marina Barceló, comunicaciones@aoachile.com

El proyecto denominado Comunidades Mediterráneas Sostenibles tuvo como fin concientizar a los agricultores sobre la importancia de preservar la biodiversidad de la ecorregión mediterránea, sistema único en el mundo y cuyo territorio va desde el sur de la región de Atacama hasta el norte de La Araucanía, desde la costa hasta la precordillera. Desde esta concepción se trabajó desde el gobierno con las organizaciones comunitarias de la zona en el desarrollo de prácticas productivas sustentables en una zona con una fuerte presión ecológica.

La implementación duró 5 años, durante los cuales se pasó por el diagnóstico, la inserción territorial, vinculación, el reconocimiento de las problemáticas, la búsqueda de soluciones, la puesta en práctica y el análisis posterior de las metas alcanzadas. Abarcó 840.000 hectáreas involucrando a casi 1.000 familias y a 36 organizaciones comunitarias y de la sociedad civil.

Para lograr los objetivos se desarrollaron una serie de modelos individuales para cada territorio de implementación denominados “Iniciativa a Escala Territorial (IET)” del cual participaron las regiones de: Valparaíso, Metropolitana de Santiago, O’Higgins, Maule, Ñuble, Biobío y La Araucanía. Así se buscó trabajar de manera diferenciada buscando en el diálogo con las comunidades las problemáticas particulares de cada territorio y sus posibles soluciones desde una mirada agroecológica y bajo 4 principios fundamentales: producción sostenible, conservación de la naturaleza, gobernanza y buen vivir.

De este modo se implementaron durante el proyecto desarrollos tendientes al acceso y preservación del agua, la diversificación productiva, la infraestructura comercial, el correcto manejo de los animales y su pastoreo, gobernanza de las comunidades, trabajo comunitario, reforestación con especies nativas y a la recuperación de los suelos, entre otros. 

En la Araucanía

En la Araucanía el proyecto se desarrolló en el territorio de Lonquimay-Curacautín y estuvo coordinado por el ingeniero agrónomo Christian Barrón Moya. En esta región se abordaron diferentes aspectos como el silvopastoreo, la incorporación de árboles frutales, la protección de los arboles nativos, la protección del agua, de los suelos para que no se degraden y planes de recuperación del suelo, todo acompañado con prácticas en terreno y financiamiento.

En un principio se llevaron adelante reuniones con los dirigentes de la zona para conocer cuáles eran las problemáticas del sector y comenzar a proyectar las soluciones, además se delimitaron las áreas de interés para estas comunidades. También se dieron cursos y charlas para brindar información relacionada con la agricultura sostenible, como el manejo orgánico del suelo, la recuperación de suelos, cortinas cortavientos con árboles nativos, potreros para mejorar el forraje y producción de cereales.

Una de las primeras inquietudes de los pobladores fue fortalecer la producción local y la infraestructura de venta para las ferias rurales, así como la adquisición de focos de luz con energía solar que les aseguraran la iluminación nocturna de sus cabañas turísticas y que, a causa del relativo aislamiento, sufrían numerables cortes.

Otro tema que surgió con fuerza fue la problemática del agua. A pesar de los abundantes causes la zona no tiene la infraestructura necesaria para aprovisionar a la población de manera adecuada, por lo que dependen del suministro de camiones. En este sentido se trabajó en la asesoría y compra de materiales para realizar las obras de mejoramiento. Además, se apoyó a los campesinos en la protección y cierre de vertientes con mayas de protección para que los animales de pastoreo no ensuciaran el agua. 

Christian nos cuenta que, aunque fue difícil sostener reuniones porque interrumpían el normal desarrollo de la cotidianeidad, con el tiempo se logró involucrar a la comunidad ya que les resultaba un espacio de aprendizaje y de expresión, permitiendo entablar vínculos entre los pobladores de la zona.

Encuentro de San Nicolas 

Fue en el marco de este proyecto que, como cierre de la experiencia, a principios de este año se llevó adelante un encuentro a nivel nacional que reunió a todos los campesinos de las diversas regiones en San Nicolas, región del Ñuble. Allí pudieron conocerse, intercambiar experiencias y saberes, estableciendo vínculos y aprendizajes.  

El encuentro, del que participaron representantes de los casi mil involucrados en el proyecto se realizó en esta pequeña localidad a 400 kilómetros de Santiago y que cuenta con 32 agrupaciones campesinas, se presenta como una de las regiones que muestran un importante desarrollo agroecológico alcanzando una alta conciencia ambiental.

El proyecto fue implementado por la División de Educación Ambiental y Participación Ciudadana del Ministerio de Medio Ambiente con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial. 

Para más información: aoachile.com.ar

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