En el marco de las actividades del Mes del Libro y el Derecho de Autor 2021, a través del alcalde Manuel Salas Trautmann y en el contexto de la ejecución del Fondo del Libro y la Lectura “Tercera Versión Fun Traitraiko 2021: Fomentando el Libro y la Creación Literaria en Nueva Imperial”, hemos querido recordar a una figura destacada de las artes, las letras y la historia de Nueva Imperial: Juan Toledo Bahamondes.
Juan Toledo Bahamondes fue un Escritor, Historiador, Cronista, servidor público y Bombero insigne, quien es uno de los escritores de Nueva Imperial y La Araucanía que más ha escrito y recopilado sobre la historia de nuestra comuna. Poseedor de una memoria privilegiada, plasmó en sus letras la historia y la vida, asegurando más de una vez que “la historia de los pueblos la construyen las personas”.
Su Biblioteca personal no solo albergó clásicos de la literatura universal, nacional, local y abundantes libros de historia. También cobijó textos empastados y escritos por él mismo: enciclopedias, manuales, crónicas, cuentos, relatos y poesía.
Siempre sorprendió saber que don Juan no se consideraba a sí mismo un escritor, sino más bien, un escribidor, un recopilador. Lo que nos habla de su enorme sencillez y humildad, convirtiéndolo en uno de los escritores e historiadores más importantes de nuestra comuna.
Nuestro querido amigo fue un constante colaborador de la Municipalidad de Nueva Imperial, participando todos los años de la agenda del Departamento de Cultura y Biblioteca Pública. Su presencia en el Círculo de Escritores Juvencio Valle era vital en el cultivo y fomento de las artes y las letras, viniendo con cada tertulia una reseña histórica, un poema, o algún dato extraído del baúl de sus enciclopedias que a muchos nos dejaba sorprendidos.
Vino a este “Valle de Lágrimas” (como él se refirió a la vida en algún momento), un 29 de octubre de 1943. Nacido en el Paradero Prat de Temuco. En su juventud, se relacionó con importantes poetas y escritores nacionales como Daniel de la Vega, Pablo de Rokha, Pablo Neruda, entre otros. Con Neruda especialmente, sostenía extensas conversaciones en la que don Juan le comunicaba sobre la vida en Nueva Imperial, su cultura y los nuevos escritores y escritoras en esta tierra donde la tradición literaria ha sido abundante.
Fue un activo servidor público de nuestra comuna, desempeñándose en el Servicio de Impuestos Internos. También, por años permaneció en las filas de la Tercera Compañía de Bomberos de la cual fue voluntario insigne de Chile. Tras pasar a jubilación, don Juan profundizó su amor por la historia comunal y la literatura, colaborando innumerablemente con la Municipalidad, y como fiel columnista del diario El Informador. Asimismo, fue un miembro activo del Círculo de Escritores Juvencio Valle, y un lector constante de la Biblioteca Pública Municipal, visitándonos cada semana, compartiendo una palabra amena, o algún extracto de la historia. Recordamos especialmente, cuando don Juan nos acompañaba a los barrios de nuestra comuna, a hablar sobre la historia de Imperial, sobre la vida y cómo el pueblo se ha desarrollado hasta el presente. Porque para entender nuestro presente, hay que indagar en el pasado.
Juan Toledo Bahamondes dejó este mundo el miércoles 13 de mayo de 2020.
BIOGRAFÍA LITERARIA
En el ámbito literario, Juan Toledo Bahamondes colaboró en varios diarios del país con sus crónicas. Dirigió revistas de poesía “En las aguas del saber” (Hualqui, 1965), “Cuadernos literarios” (Temuco, 1986), “Ciudad de Plata” (Angachilla, 1961), “Cuadernos Literarios Inquietud” (1986), y Traitraiko Zine (Nueva Imperial, 2011-2018. Dentro de sus obras, publicó “Laraquetiña” (Concepción, 1963), “Gladyna” (Temuco, 1985), “Cien Años de Ilusiones” (Temuco, 1986), “Nenias a Mamá (Temuco, 1986). Fue coautor de “La Iglesia en Nueva Imperial” (Temuco, 2011). Participó como editor y poeta en “Antología Literaria en la Senda de Juvencio Valle (Nueva Imperial, 2015), y “Antología Literaria por el Paraíso de Juvencio (Nueva Imperial, 2018).
Considerándose a sí mismo un “Escribidor”, Toledo se configura como un escritor de incontables memorias de Nueva Imperial y sus alrededores, aspectos que sabe explorar muy bien en la crónica. Este ejercicio lo convierte además en un coleccionista y recopilador, creando él mismo en la biblioteca de su hogar de calle Sotomayor, el extenso Manual de Toledo; un conjunto de textos seleccionados, mecanografiados y empastados de diversas índoles, como diccionarios, notas de libros, entre otros.
Como poeta, sus versos se caracterizan por abordar lo cotidiano, los ritos familiares como la visita, la escritura a los hijos, la esposa y la madre. Poseen matices religiosos y reflexivos. Tal como es característico de los poetas del sur, su poesía está cargada de nostalgia y de un romanticismo fresco de la juventud. Encontramos en sus versos a Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío, y entre estas nobles influencias del siglo de oro, brota el erotismo, y en otras, el peso de los días.