Cuando la pandemia por Covid 19, pareciera estar en retirada, o más bien, controlada y los índices de positividad son del orden del 1,90% en Chile, es sumamente importante mantener los estándares de seguridad y los protocolos de prevención, para evitar así los rebrotes o las temidas “olas” de Covid.

El brote de COVID-19, declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado 11 de marzo del 2020, comprometió la necesidad de considerarlo en las empresas, instituciones y lugares de trabajo, como “un riesgo biológico” que debe formar parte de los programas de seguridad y salud ocupacional.
Un ejemplo de los tantos protocolos que se están comenzando a aplicar, corresponde a los controles desarrollados por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) para proteger del virus a los trabajadores, la que recomienda:
Realizar un análisis exhaustivo de los riesgos de infección. Este será clave en materia de salud ocupacional porque permitirá determinar las estrategias de control, ya sea de espacio y/o administrativas.
Junto con ello, determinar los factores de riesgos personales de cada uno de los trabajadores. Adultos mayores y personas con enfermedades cardíacas, pulmonares o con diabetes, corren un mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves al contagiarse de COVID-19. A ellos hay que designarles responsabilidades laborales o ubicaciones especiales que minimicen la exposición al virus.
Dotar a los trabajadores de los elementos de protección personal (EPP) en función del nivel de riesgo asociado a su actividad. Es importante capacitarlos para que los usen y desechen de forma correcta.

Establecer dentro de la política de seguridad y salud ocupacional la obligación de lavarse las manos periódicamente –durante al menos 40 segundos con agua y jabón o con desinfectante a base de alcohol-, y alentarlos a practicar una buena higiene respiratoria, como cubrirse la boca al toser o estornudar, por ejemplo.
Así mismo el programa de seguridad y salud ocupacional deberá considerar estrategias para que el contacto entre trabajadores sea el mínimo posible, procurando el distanciamiento entre ellos superior a 1 metro.
También se debe capacitar a los trabajadores sobre las implicancias y las variantes del coronavirus, cómo se transmite y los protocolos apropiados en el lugar de trabajo para prevenir o reducir la probabilidad de exposición.
Por ello es de importancia que las/los trabajadores con síntomas de la enfermedad o bien, que los presenten (fiebre, tos, falta de aire, entre otros) deben informarlo a la dirección o a su supervisor (bajo protocolos de discreción máxima) para tomar las medidas pertinentes.
En la empresa o lugar de trabajo, establecer protocolos para identificar y aislar casos sospechosos de tener COVID-19. Como también para la limpieza y desinfección ambiental, preferiblemente con desinfectantes registrados por la EPA y con declaraciones en la etiqueta de efectividad contra el SARS-CoV-2.
Evitar la propagación del virus es un objetivo central en la salud ocupacional, sobre todo, porque con ella resguardamos lo más preciado de una empresa o servicio, su trabajador.
cos, pescados y legumbres. El zinc, en carnes, mariscos, legumbres, semillas y cereales enriquecidos; el selenio en nueces de Brasil, pescado, cerdo, vacuno, pollo, pavo, huevo y semillas de maravilla.
Los flavonoides, presentes en frutas rojas y moradas y que son los pigmentos naturales de los vegetales, que nos protegen de agentes oxidantes como los rayos ultravioletas, la polución ambiental, sustancias químicas presentes en los alimentos, entre otros.
Y aunque este no es el momento para estresarnos por nuestro peso- ya existe suficiente presión para agregar una más – si debemos preocuparnos de nuestros hábitos de alimentación porque son una forma más de superar el impacto que provoca la pandemia del Covid19.