Definitivamente cuando intentamos ver el defecto de los demás, debiéramos vernos primero, a nosotros mismos. Así, si no nos gusta la forma en que nuestro vecino nos mira o cómo rehúye nuestro saludo, cuando estamos por enfrentarlo, resulta fundamental, auto examinarnos para ser más conscientes de cuál es la manera en que, nosotros mismos nos estamos comportando, esto es, desde cómo miramos, hasta qué gestos corporales estamos demostrando…
Para ir aclarando esta interrogante, es muy importante, ser capaces de dar respuesta a las siguientes preguntas:
- ¿Qué pensamientos me vienen cuando voy a enfrentar a mi vecino?
- ¿Qué sensación y/o sensaciones corporales tengo cuando tomo contacto con esta persona?
Suele ocurrir (aunque no siempre), que con quienes no nos llevamos muy bien, las respuestas a las interrogantes antes planteadas sean algo así como:
- PENSAMIENTOS: “Otra vez está ahí a la entrada de su casa, la antipática de mi vecina…” o “Me cae tan mal el gesto con la mano que me hace este caballero cuando me saluda…”; “Voy hacerme el loco/a de tal manera de evitar saludarlo/a…”.
- SENSACIONES CORPORALES: Un vacío en el estómago o un apretón de tripas…; también puede ocurrir una leve agitación en la respiración o palpitaciones…
Además de todo lo anterior desde nuestra conducta externa (que puede ser vista por los otros) podríamos tener algunas de las siguientes reacciones:
- Bajar la mirada;
- Dar vuelta la cara;
- Inventar una llamada de teléfono, a fin evitar el contacto con la otra persona;
- Acelerar el paso para evitar el cruce o el encontrarnos de frente;
Como se puede observar, sin mayor dificultad, las reacciones aludidas en las cuatro consideraciones anteriores, se transforman en conductas evasivas, es decir, lo que las otras personas pueden ver de nosotros, las cuales por cierto en este caso, resultan evidentemente ser, demostraciones de rechazo. Si nos detenemos a pensar por algunos segundos, hasta ahora, ni siquiera hemos llegado a comentar lo que ocurre desde el punto de vista del lenguaje, o sea, del instante cuando entramos en diálogo con nuestro vecino.
También es lógico pensar, que, muchas de estas reacciones pueden pasar inadvertidas. El problema surge, cuando se transforman en un hábito, locual, probablemente, ya no pase desapercibido.
A estas alturas, y para recapitular estimados lectores, debo hacer necesariamente una advertencia, que, para encontrarle un sentido al presente relato, resulta imprescindible entender que existen dos cualidades fundamentales:
La primera, la capacidad de auto observarse y la segunda, la capacidad de cuestionar y cambiar sus propias creencias.
Respecto a la capacidad de auto observarse. En este caso, resulta relevante debido a que, si no soy capaz de verme a mí mismo, probablemente los inconvenientes que tengo con mi vecino/a, sólo aparecerán originados en conductas o actitudes provenientes del mismo (de mi vecino/a) sin detenerse a pensar en aquéllos detalles que nacen de nuestra propia forma de actuar.
Cuando hablamos de la capacidad de cambiar las propias creencias, es decir, las ideas y pensamientos arraigados en el tiempo, en este caso, podrían existir algunas de las siguientes afirmaciones:
Si él/ella no me saluda primero, yo no tengo porqué rebajarme a hacerlo…
Las personas que no miran a los ojos cuando te están saludando, esconden algo…no son sinceras…
Demostrarse amable, es dar una imagen de debilidad…
Es muy cierto que esta capacidad de poder cuestionarse las propias ideas que han sido mantenidas por muchos años y asimiladas desde la enseñanza de nuestros propios padres, amigos, profesores y otras figuras relevantes, es a lo menos difícil, ya que muchas veces sale a relucir el carácter y el propio ego, que se transforman en verdaderos escollos o murallas para poder atrevernos a mirar distinto. La buena noticia es que las creencias se pueden cambiar.
Luego y en concreto, cómo podemos intentar cambiar las creencias respecto a la forma en que me relaciono con mis vecinos. Veamos algunas conductasque pueden ser trabajadas:
- Tomar la iniciativa:
Salir de mi espacio de comodidad, es literalmente, probar cómo se siente ejecutar alguna situación que habitualmente no se realiza, como por ejemplo, no acelerar el paso cuando voy a dejar la basura en la esquina, sabiendo que eso me significará enfrentarme con mi vecino.
También podemos intentar llamar a la puerta del vecino, para sencillamente preguntarle cómo seencuentra o dejarle algún obsequio en determinada fecha significativa, cómo puede ser, navidad. (o los huevitos de pascua de resurrección).
- Consumar acciones cívicas de buena vecindad:
Estos gestos que a continuación se mencionarán muchas veces, no serán observados por nuestros mismos vecinos, pero sí posiblemente por miembros de nuestra propia familia u otros ciudadanos, y es aquí donde radica la relevancia, la intención con la cual estamos invitando a compartir un mejor y más cercano espacio en común. Algunas de las situaciones que se proponen son:
- Recoger y dejar en su lugar la tapa del basurero de mi vecino, que se cayó por efectos del viento;
- Regar el árbolde mi vecino que está cerca de mi jardín;
Pese a las buenas intenciones, hay personas a las cuales incluso puede disgustarles estas conductas y esto debe respetarse. A lo que me refiero es, no perder la oportunidad cuando se dé el tiempo y el espacio para ello. Si estos gestos no nos ayudan a mejorar el mundo actual, probablemente sí lo harán, en el futuro cuando los vecinos de nuestros hijos sepan agradecer su aporte.
Pero ¿Cuál es el mensaje que estoy dando cuando realizo algunas de estas acciones?
Si pudiéramos darle un significado más reflexivo a estas conductas podríadecirse que:
Cuando entrego parte de mi tiempo para levantar la tapa del basurero de otra persona, estoy entregando señales relacionadas con:
- Mi tiempo es importante pero también lo es el espacio del otro…;
- Te invito a que tu hagas lo mismo cuando te enfrentes a detalles como el que yo ví…
Es importante apuntar aquí, que la respuesta de las personas, puede perfectamente demorar o sencillamente no llegar nunca. Pese a ello debemos intentar mantener esta conducta que, hoy por hoy, pareciera ser cada vez más alejada de la realidad.
A todo esto, y debido a la pandemia del Covid 19, hemos tenido que acostumbrarnos a comunicarnos, sin mostrar la mitad del rostro, quedando por esto desprovistos de la posibilidad de observar cuales son los gestos que realizamos con la boca y un sinnúmero de músculos que componen el rostro humano, factores que se transforman en un relevante complemento para saber en particular que es lo que me están intentando decir, por esto, debemos confiar aún más en la congruencia del lenguaje y en lo que podemos intuir de la mirada del otro. Por ello en ocasiones, no hay más que eso.
Pese a lo anterior, a continuación, abordaré cuales son las circunstancias, que deberían ser consideradas cuando entremos en un diálogo con nuestros vecinos.
Aspectos a tener presente cuando me comunico con mis vecinos:
- Debería tener presente algunas características demi tono de voz:
Resulta de extraordinaria importancia poner atención a cuál es el tono de voz que estoy ocupando en mi comunicación con mi vecino. Como podrán observar no me estoy refiriendo a la forma que ocupa, habitual o esporádicamente mi vecino para hablar conmigo., ya que no podemos cambiar el modo en que lo hace, salvo desde nuestra propia conducta.
Dentro de algunas cuestiones que podríamos observar cuando hablamos, está: el tono alto o el tono bajo (se refiere a la forma más aguda o grave de hablar); la intensidad, es el volumen de la voz. Es conveniente no llegar a los extremos. La vocalización, es la forma en que se articulan cada una de las palabras y la velocidad.
Un caso práctico, idealmente podría describirse de la siguiente forma: “Como mi voz es más bien aguda, intento conversar con mi vecino, bajando mi volumen y como mi tendencia es hablar muy rápido, en forma consciente, me expreso pronunciando las palabras de manera más lenta y modulándolas en manera bien clara…”
- Preferiblemente ocupar un tono de voz cálido y tranquilo:
Un tono cálido comunica cercanía, invita a expandirse a entrar en tu espacio. En la calidez de mis palabras transmito emociones, vinculadas con el amor. Hoy, más que nunca la humanidad, necesita gestos de ternura, sencillamente gratuita. Requerimos de cordialidad cívica y esta se puede construir por ejemplo con las siguientes frases:
Buenos días/ buenas tardes vecino/a, ¿cómo ha estado?
Buenos días/ buenas tardes vecino/a, ¿necesita algo?
Buenos días/buenas tardes vecino/a, se ve muy bien hoy
Si al momento de entablar una conversación con mi vecino me encuentro sin mascarilla, resulta relevante también, ser congruentes con el rostro, es decir, usar un tono de voz cálido y tranquilo, frases cordiales y una expresión amable. Cuando hablamos de un rostro amable, es preciso puntualizar que, es muy relevante intentar esbozar una sonrisa.
Es dable señalar que, aunque para algunos, sonreír sea algo muy natural, para otros por carácter, costumbre, pasajes dolorosos de vida, padres o modelos de semblante más bien duro, no están habituados a traer la sonrisa a su rostro. Para hacerla parte de nuestro diario vivir, hay que practicarla y ocuparla en combinación con su prima hermana la risa.
Otra parte tremendamente interesante al expresar nuestras emociones, son nuestros ojos. La forma de mirar, funciona como un sensor que nos permite aproximarnos desde la intuición, al probable estadode ánimo de la otra persona. Y a su vez, a expresar mi propio estado de ánimo. Así cuando miramos a los otros, desde una postura cercana, posiblemente con la mirada entregamos mensajes tales como:
Te miro y te escucho, con tranquilidad, porque te considero importante…
Te miro y te pongo atención, porque también soy capaz de abrir mi mundo ante ti…
A veces, nos encontramos tan perfectamente cómodos con nuestros propios problemas (aunque suene contradictorio), que, no nos queda espacio para regalar nada a los otros. Sin embargo, existen muchas culturas, teorías, situaciones e historias que nos aclaran que cuando dedicamos tiempo y amorosa energía a los demás,por añadidura, en algún momento y de alguna manera, nos llega algo de lo mismo a nuestras vidas…
IVÁN ANDRÉS BASCUÑAN ARAVENA
Magíster en Psicología Social
Máster en Inteligencia Emocional
COACH ONTOLOGICO
Terapia y Talleres uniones1068@hotmail.com Fono +56985540162