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martes, septiembre 10, 2024
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¿Tenemos un solo cerebro?

Por: Omer Silva Villena     

El mundo biológico occidental ha estado centrado en la estructura anatómica del cerebro. Lo que conocemos, está centrado más en la “funcionalidad” cuando se trata de dar cuenta de la “conciencia” y como una forma de explicar el mundo que nos rodea, es el “darse cuenta del mundo”. Se construye desde la misma infancia hasta los años maduros de nuestras cogniciones llámense experiencias, saberes, etc. Así afirmamos que, si disponemos de un solo cerebro, debe haber una mente que explica las distintas formas de pensar. Gurdjief y Ouspensky dos destacados filósofos rusos, poco conocidos y/o estudiados, enseñan que tenemos tres mentes. En el mundo académico, metidos en los recovecos de nuestras “erudiciones”, más allá de nuestros confines intelectuales, nos vestimos en una especie de “vanidad cognitiva” creyendo que no hay nada más.  

La “mente sensual”, nos recuerda Ouspensky, elabora sus conceptos mediante las percepciones sensoriales externas. Es terriblemente grosera y materialista; no acepta nada que no haya sido demostrado; es la “ciencia oficial” o fáctica basada en hechos o “evidencias”. Nada sabe sobre los misterios de la vida/ la muerte, sobre el alma y el espíritu, los “tribunales de la elocuencia” le dictan lo que es la verdad. La “mente intermedia” es diferente, sostiene. Sin embargo, tampoco sabe mucho sobre lo “real”; se limita a creer. Viven aquí las creencias religiosas y los dogmas políticos y disciplinares, siempre débiles. La “mente interior” , concluye, es la que está más allá del creer o no creer; es fundamental para la experiencia directa de lo trascendental o metafísica; funciona con los “intuitos” o “corazonadas”; le guste o no a la mente sensual, funciona con los “datos del Ser”, elabora sus conceptos con los datos aportados por la conciencia superlativa; se aparta de toda forma de “escolasticismo” como “percepción instintiva de las verdades cósmicas” que otrora tuviera la humanidad como saberes ancestrales.

Cuando Jesús advierte a sus discípulos: “cuidaos de la levadura de los saduceos y de la levadura de los fariseos”. Se refería al materialismo de los saduceos y los fariseos (mente intermedia). La levadura de los fariseos corresponde a la mente intermedia. Son los que asisten a sus templos, academias, centros, escuelas, sectas y denominaciones políticas. Escuchan, sin encarnar las creencias como convicciones sinceras. Es como mirarse en el espejo, e irse. Es como el mundo en que vivimos.

Las expresiones verbales y no-verbales de estas “tres mentes” son los medios por los cuales podemos evaluar a quiénes nos rodean y quiénes somos”. Son de la mente sensual frases como “vamos con todo, si se puede”, “la casa de todos”, “estado plurinacional”, “ni una más”, “basta de amenazas”, “todo es super”, “power”, “cachai”, groserías, habla flaiter, propaganda, el así llamado “lenguaje inclusivo” y el “deconstruccionismo”. A la Mente Intermedia la podemos reconocer en la jerga científica, el lenguaje judicial, marketing, eufemismos, sofismas/argumentaciones, pedantería. En la Mente Interior- encontramos – la poesía, la prosa, el verso, el lenguaje de los santos, las comunicaciones sinceras, canciones de amor, romanticismo, la poesía de Sn Juan de la Cruz, Sta Teresa de Ávila, Fco de Asis, etc.  Hace mucha falta que, alguna vez, nos miremos hacia nuestra mente interior

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