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viernes, diciembre 27, 2024
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Sentido de pertenencia por la iglesia

Por: Matías Esteban Vidal Huichal

Es lamentable que la fuente de un saber tan coherente y aprobado por los historiadores más importantes, pueda sufrir tamaños cismas con el pasar de los años: el cristianismo como modelo de división.

La realidad es que el cristianismo lleva años pregonando un mensaje bastante diverso, la historia de fragmentaciones de dicha fe nos ha llevado a encontrar no cientos sino miles de denominaciones distintas. Lo relevante de este fenómeno es que se cobija en la imagen común sacralizada del carpintero de Belén, quien para algunos historiadores no es más que un personaje sobrecargado de mitología como alguno que otro emperador romano que había nacido de un dios. Este ismo nos ha entregado en su primera aparición terrenal, una expresión muy sencilla o pobre si se le prefiere llamar, en un pesebre, en una choza (casa), un sinfín de sugerencias de tipo morales que denotan un camino distinto, sin muchos lujos, sucedida por la coronación de rey y la muerte de cruz. Una doctrina sufrida, que carece de una brillantez intelectual. Sin embargo y a pesar de lo bien estudiada que ha sido esta corriente religiosa hoy expresa una infinidad de debates doctrinales entre los mismo que se apegan a este sr. llamado Jesucristo, se ha prolongado un sentido de pertenencia que no es propio de la imagen del carpintero, se ha llamado herejes a quienes contradigan la supremacía de Pedro el apóstol, han sido llamado fundamentalistas los que decidían no andar en pos del poder pagano, extremistas los que usan corbatas y faldas, sectarios (en un mal sentido) a los que tocan instrumentos, los light que usan un simple buzo para congregarse, exagerados los que no tocan instrumentos, anticuados los que dan tres glorias a Dios y más irreverentes los que no se ponen de pie para dar lectura al libro santo, y cómo no decirlo, ignorantes los que no estudian teología para ser líderes espirituales, algo así como lo que hacía Orígenes en los primeros siglos d.C con sus discípulos: si quieren entender la verdad bíblica primero deben leer filosofía pura. Se ha visto últimamente un fuerte sentido de pertenencia por una doctrina que carece de eso mismo, pertenencia institucional, la identidad de toda la fé, en teoría debía quedar reducida a una persona no una institución, o a Dios si se le prefiere llamar. El sinfín de divisiones que se siguen causando en esta religión predica más fuerte que todos los megáfonos y transmisiones de campañas evangelizadoras que puedan programarse o realizarse. La forma en la que los líderes espirituales han abordado el sistema religioso tiene un mal común: No reconocer que todas las instituciones eclesiásticas de Occidente tienen impregnado gran parte del paganismo. A esta altura no es ni una sorpresa que todo el aparato de las instituciones públicas como municipios, sistemas judiciales, centros de estudio, universidades e iglesias son el perfecto reflejo del desarrollo que el imperio romano proyectó a nuestras tierras. Esto hace que sea completamente incoherente la idea de apuntar con el dedo a la otra iglesia, si tan solo nos detenemos en la estética, música, jerarquía, honores, y todo lo que compone una institución eclesiástica notamos que la única cuestión en común es el humilde y burlado carpintero. Se acerca una fecha simbólica, que además no es la fecha del nacimiento del famoso Salvador del mundo, pero que al menos le permite a occidente detenerse a pensar, dentro de todo el bullicio embriagador de las compras y villancicos, hemos de tener algún espacio para meditar, sobre la condición en la nos encontramos, el tremendo aparato institucional de occidente ha sido superlativo, reconozcamos la grandiosa forma que sucedió todo el desarrollo de la democracia de los griegos y la jerarquización de los romanos, pero no olviden que la iglesia no es una doctrina santa, una doctrina santa no puede ser construida por hombres, la estructura de una liturgia no puede ser construida por el intelecto humano, los instrumentos musicales que han sido construidos por un hombre no pueden ser oídos por el Creador, los vidrios de colores no son percibidos por Dios, salgamos de esas causas de desunidad, que no hacen más que establecer un vínculo con lo terreno. El nacimiento de Jesús, es una importante instancia para despojarnos del sentido de pertenencia y acercarnos a aquella única verdad: Jesucristo. 

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