Por: Omer Silva Villena Profesor/lingüista
En la columna anterior expuse algunas ideas sobre los pilares históricos en que se basa este enfoque sobre el desarrollo humano. Cuando uno ha estudiado Pedagogía (en mi caso Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile) los contenidos tenían que ver con una gran parte de pensamiento pedagógico de los tantos pensadores, entre filósofos y psicólogos, que formaban nuestro “espíritu docente”. Recuerdo a Pestalossi, F. Froebel, Maslow, C. Roger, Comenio, Piaget., Luria, Letelier, A. Bello, L. Luzuriaga, entre tantos otros. Todos hablaron o escribieron desde su propia perspectiva entregando un lenguaje especializado como “didáctica”, “enfoque”, método” y “técnica” muy útiles para el trabajo del aula y también para orientar la formación profesional de los maestros; había así distintas formas de “educación fundamental”. Sin embargo, parece que en estos tiempos habría también que escarbar un poco en ciertas corrientes metafísicas del pensamiento pedagógico para extraer de allí la “esencia” de lo que es “educar”, “enseñar” y hacer “pedagogía”. Más aún cuando las ideologías políticas tratan de ser “luces”, pero que se apagan de un gobierno a otro.
En esta segunda parte desarrollo, en forma breve, las ideas que resultan igualmente interesantes más allá de la “racionalidad del pensamiento pedagógico” en el que hemos sido formados por largas tradiciones en los sistemas educativos. Recuredo que un profesor de los Brown Bags Seminars decía “jamás me cansaré de enfatizar que los sistemas educativos de estos tiempos solo sirven para adulterar los auténticos valores del Ser”. Una de las grandes preocupaciones en el mundo actual o moderno es la considerable tasa de, por ejemplo, de tendencia suicidas que pueden aflorar en la pre-adolescencia y adolescencia. que, como noticia, no siempre constituyen un titular destacado en la prensa actual. Es mejor no dar estadísticas de un problema cualitativo de la sociedad moderna. Sí, al menos es posible identificar el síndrome que en Alemania es conocido como “schulangst”, es decir, “ansiedad escolar aguda”. Las presiones y tensiones que produce la escuela son responsables de una de las más graves situaciones que afrontan los jóvenes actuales.
Schulangst parece ser un fenómenos social más, el resultado de un sistema escolar altamente competitivo en la mayoría de los países del mundo, mezclado con un alto desempleo – en los tiempos que corren – y una sociedad jerárquica que venera los título y grados académicos como contraseña para empleos bien remunerados y, por ende, símbolo de status. En el nivel post- kínder el número de niños que atraviesan por este tipo de ansiedad, siente que este sistema de tensión es insoportable. Y ¿Cómo estaremos por casa? Aunque parezca extemporáneo, el profesor Karl Stritt (1905- 1961) de Hausen, Wiesental, Alemania, profesor de Ciencia Educativa, planteó entonces que los menores de 16 años eran proclives a sufrir problemas crónicos, como mojar la cama o padecer fuertes dolores de cabeza. Uno de cada cinco, con tratamiento psiquiátrico. A los nueve años con úlceras, caída del cabello, a causa de la tensión escolar.
Pues bien, mientras no se trabaje con una EF basada en sólidos principios como la “libre iniciativa”, “libertad creadora”, “valor”, “amor”, “cómo pensar”, “saber escuchar”, “generosidad”, “compasión”, “sabiduría”, “comprensión”, “sencillez”, “paz”, “veracidad”, “ inteligencia”, “ vocación ”, etc. no podremos tener adultos equilibrados y sin agudas ansiedades . El verdadero objetivo de la EF es acabar con el miedo hacia un “despertar de la conciencia”. ¿De qué nos sirve aprobar exámenes, si en la vida profesional seguimos siendo miedoso? La EF es la ciencia del “despertar de la conciencia” que nos permite descubrir nuestra relación con los demás, con la naturaleza y con la realidad. Es urgente, decía K. Stritt, “que las instituciones educativas salgan profesionales con madurez, conscientes de la verdad, y, no “piezas automáticas de una maquinaria social”.
