“Llegamos al hospital de Carahue en busca de ayuda oportuna, confiando en los técnicos profesionales que ahí trabajan y los hechos confirman que si se trata de un anciano no hay prioridad, ni siquiera un trato digno. El dolor aumenta al haber sido víctima de negligencia y malos tratos, falta de empatía, frialdad y ausencia absoluta de vocación de servicio”. Es parte del crudo relato de la carahuina Silvia Aparicio Silva, quien responsabiliza a los funcionarios de ese centro asistencial por la muerte de su padre José Aparicio Fierro (89), cuyo deceso se produjo el lunes 12 de marzo.
En conversación con El Informador, Aparicio detalló que el sábado 10 de ese mes a las 22 horas su papá ingresó al hospital carahuino para buscar ayuda por un dolor de estómago. “Lo hospitalizaron para dejarlo en observación por posible colelitiasis o pancreatitis. El domingo estaban listos los resultados alrededor de las 15:00 horas. El médico tratante se acerca con un diagnóstico claro de pancreatitis, indicando que se esperará hasta el día siguiente para ver cómo evoluciona el tratamiento que consistió en suero fisiológico y Ketoprofeno en ampollas SOS”, indicó.
Trato indigno
La mujer agrega que a las 22 horas de ese domingo 11 de marzo su padre se descompensó, manifestando signos como hipotensión, cianótico y agitado. “Ante los síntomas fui a buscar algún funcionario para que pudiera ayudar a mi papá y me encuentro con un señor que estaba tomando café y que saliendo muy ofuscado me responde de forma grosera: ‘tuviste toda la tarde para molestar a alguien y justo me tienes que molestar a mí’.
A pesar de la actitud hostil la mujer reconoce que el funcionario accedió a controlar los signos vitales de José Aparicio junto con el médico tratante, quien al percatarse del agravamiento del adulto mayor instruyó el traslado al Hospital Intercultural de Nueva Imperial para su evaluación. “El médico nos dijo que la pancreatitis se había complicado. Le preguntamos por qué no nos derivaron de inmediato al tener el resultado de los exámenes y respondió que la ambulancia no podía salir porque podría llegar una urgencia grave. Deduzco entonces que, según su diagnóstico, una pancreatitis en un anciano de 89 años no es de gravedad. Le planteé esto al médico ante lo cual él responde ´tú estás buscando culpables, pero no los vas a encontrar’”.
Aún acongojada, Silvia Aparicio señala que su padre falleció el lunes 12 de marzo en Nueva Imperial al no encontrar opciones de recuperación. “Como familia creemos que se debe establecer un perfil de los funcionarios del Hospital de Carahue y se aclare la ya conocida tardanza en resolver la derivación o no a un paciente y los criterios que se utilizan para ello. Pedimos que se investiguen los hechos para sancionar al funcionario que nos atendió por malos tratos, negligencia, abuso y discriminación; así como al médico tratante, cuya responsabilidad y negligencia en la toma de decisiones precipitó el fallecimiento de mi padre”, concluyó.