Anciana de Carahue denuncia estafa: Le hicieron “vender” un inmueble sin su consentimiento

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La firma de un supuesto acuerdo laboral se transformó en un conflicto para Celinda Quilapan Quilempan (83), una anciana  que denuncia haber sido estafada el año 2016 por otra mujer en Carahue.  Sin embargo, se percató del fraude hace poco más de dos semanas, luego el fallecimiento de su marido.

En diálogo con El Informador, Quilapan detalló el episodio que hoy la tiene angustiada y en la incertidumbre.

De acuerdo a su relato, el 2016 conoció en el Salón del Reino de los Testigos de Jehová de Carahue a Guadalupe Millar, quien al igual que ella acudía a las reuniones efectuadas en el recinto religioso.  De a poco, Millar comenzó a establecer lazos con la octogenaria mujer que confío en las aparentes buenas intenciones de su hermana en la fe.

En ese lapso, Celinda Quilapan le confesó los problemas de salud que la aquejaban y comentó la grave enfermedad que mantenía a su esposo postrado.  Frente a eso la mujer  ofreció cuidarla y prestarle ayuda a cambio de una remuneración.

La anciana reconoce que aceptó la propuesta de Millar teniendo en cuenta su estado de soledad, pues su única hija no tiene contacto con ella y además padece una complicada dolencia.

Con el transcurso del tiempo, Guadalupe Millar pidió a Celinda formalizar el vínculo  laboral y con ese fin programó una cita a la notaría Garay de Carahue.  Fiándose en la buena fe de su colaboradora y creyendo que ese trámite daría mayor seriedad a la relación, Celinda Quilapan  concurrió hasta el edificio notarial ubicado en Villagrán 160 de Carahue.

No obstante, jamás imaginó que su firma iba a sellar una compraventa de un inmueble donde actualmente está emplazada su vivienda.

Estafa

“Me engañaron totalmente,   nunca pensé eso,  pero no todas las personas somos iguales. En este momento todo es muy difícil para mí, confié en esa persona (Guadalupe), pero fue mala.  Me manipuló  como quiso”, asevera la anciana a dos años  de ocurrido el hecho que cambió su vida.   Según Quilapan, nunca estuvo en sus planes vender su propiedad situada en el centro de la ciudad, pues en ese espacio ha construido gran parte de su vida a costa del esfuerzo personal.  Pero tres semanas atrás tuvo que volver al Conservador de Bienes Raíces de Carahue para regularizar sus bienes tras el fallecimiento de su esposo.  No obstante,  en ese lugar le indicaron que no tenía ninguna posesión registrada a su nombre y el último movimiento realizado en esa notaría era un venta del año 2016 a Guadalupe Millar;  gestión que Quilapan niega haber concretado.

“No leí el documento que firmé, porque no veo, soy sorda total, ahora recién me hicieron un lavado de oído en Imperial, porque estoy esperando los audífonos.  Con el lavado comencé a oír un poquito, pero no escucho casi nada”, afirma la mujer que actualmente puede sostenerse físicamente con la ayuda de un bastón.

Celinda Quilapan aún no puede creer que fue embaucada por una mujer religiosa.  “No imaginé que podía engañarme,  porque es testigo de Jehová Dios y si es testigo de Jehová Dios cómo voy pensar que va a engañar,  pero lo hizo y mintió mucho”, señala.

“Yo firmé para que me cuidara, para que me llevara al médico y ayudara a hacer los trámites. Firmé ese papel para que se quedara conmigo”, detalla al referirse al contenido del documento que  creyó suscribir.

Demanda

El abogado Richard Caifal, quien asumió el patrocinio jurídico de la señora Celinda manifiesta que “el engaño a una persona de la tercera edad para que pudiese ceder  su propiedad es éticamente reprochable”.  En ese sentido, detalla que esta semana presentará una acción judicial para anular el contrato de compraventa por haber efectuado la transacción sin la conciencia de su propietaria.

“La mujer que engañó se aprovechó de la situación vulnerable, del desconocimiento y además recurrió a una notaría que  no cumple los estándares para suscribir un contrato de esta naturaleza”, afirma Caifal.

“En general las notarías, cuando se trata de personas mayores de 70 o 75 años, exigen que se acredite la facultad que tiene la persona  para suscribir un contrato mediante un certificado médico y eso no ocurrió en este caso”, añade el defensor quien considera que este argumento será empleado para solicitar la nulidad.

Otro elemento descubierto al conocer el documento de compraventa es la presunta cancelación de 6 millones de pesos por parte de Guadalupe Millar, lo cual a juicio de Celinda Quilapan, nunca ocurrió.  “Nunca se recibió esa cantidad por concepto de un contrato y es ahí donde surge la preocupación, porque al no haberse cancelado legalmente no correspondería que se haya realizado esta compraventa”, expresa Richard Caifal.

Con respecto al proceso de recuperación legal del inmueble, el asesor jurídico señala que hay dos etapas para alcanzar ese propósito: la primera es la presentación de la demanda y el segundo es el desarrollo del juicio cuya duración está estimada en  1 año.   Todo eso, dice Caifal, se evitaría si es que Guadalupe Millar acceda de forma voluntaria a reintegrar la propiedad.

Por el momento, Celinda Quilapan confía en el éxito del proceso para restituir legalmente un sitio que obtuvo con el sudor de su frente.

“Mi propiedad es mi vida.  Dediqué mi vida  desde jovencita  a trabajar, fui lejos para juntar mi plata, dejé de comer para poder ahorrar dinero en el banco”, remata.

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