El nostálgico paso del tren, que antaño, al menos cuatros veces al día hacía sonar la locomotora en señal de su paso de ida y regreso de lo que ahora es la ruta S-40, desapareciendo en un cerrar de ojos de la vista de todos.
Viaducto que tiene su punto de partida el 5 de noviembre de 1900, cuando el presidente de la época Pedro Alessandri se adjudica la propuesta para construir la vía ferrocarrilera de la costa. El tendido de rieles entre Temuco y Nueva Imperial, treinta y tres kilómetros, no ofrece mayores inconvenientes, se establecen las estaciones de Labranza a dieciséis kilómetros al poniente de Temuco; seguidamente viene la Estación de Boroa, a veintiún kilómetros de Temuco, para llegar a Nueva Imperial, en los primeros días de mayo de 1902. La subida al cementerio, prolongación de avenida República, sirve de paradero, allí se instala la tornamesa provisional.
En esos años el tren había llegado a Temuco y había seguido su marcha al sur, satisfaciendo ampliamente las expectativas. Pero el peso de los habitantes de La Imperial consiguió que se hablara de un ramal a la costa. El Presidente German Riesco, ordena la “construcción de ramales hacía esas zonas que dan una clara perspectiva de progreso”. Se habla de incorporar la zona del mar. Empezaba a hablarse “de un Puerto para Cautín”.
Alguien, en los niveles superiores de Gobierno plantea el hecho de que a Nueva Imperial llega mucha mercadería desde Europa, que esos mercados son utilizados para exportaciones de productos de la misma región. Allí figuran las empresas Casa Francesa, Casa Navarro Hermanos, Casa Inglesa y Williamson Balfour.
Fuertes corrientes industriales y políticas buscan el progreso de la ciudad, figuran el senador Vicente Reyes, el almirante Adolfo Nef, los diputados Orozimbo Barboza y Gregorio Urrutia, los que asimismo, están inmerso en la agricultura de la zona, y requerían de medios de transportes para sus productos.
Así se comienza a gestar el ramal Temuco – Carahue. En Nueva Imperial, el inventor Enrique Wagner, hace un trazado que pasando por Nueva Imperial, Carahue, terminaba en Nehuentúe, el puerto de Cautín.
Fue así, que sobre el río Chol-Chol, se comienza a construir un puente de maderas nativas: el roble pellín, el olivillo, el aromo, el canelo, el ciprés, la tepa y otras resistentes maderas nativas, en este monumento de ingeniería, que dirige el ingeniero Juan M. de La Fuente, trabajan unas ochenta personas, obra que finaliza poco antes del 5 de agosto de 1902. E en ese años debía darse por inaugurado el viaducto, esto con las autoridades de la comuna, de la región y un gran número de habitantes de la comuna, claro era un tremendo adelanto para Nueva Imperial, localidades rurales y las ciudades costeras de la región.También no podía faltar la Banda Instrumental de la Sociedad de Socorros Mutuos de Nueva Imperial, dirigida en ese momento por el maestro Nicolás Naranjo.
El maquinista del vagón le señala al ingeniero que “el puente puede resistir el peso de la locomotora y de los vagones, pero no resistirá la vibración expansiva del paso del convoy”, recibiendo como respuesta del el ingeniero. “El puente resiste mucho más peso”, El maquinista insiste, “no hay duda de que resiste mucho más peso pero no las vibraciones producidas por el paso del convoy… se caerá”.
Acto seguido el tren se acerca al puente en reversa. Lentamente comienza a entrar. El ingeniero de pie al inicio del convoy, saluda orgulloso a las autoridades.
El convoy entra en el puente, mientras la Banda Municipal interpreta la “Marcha Triunfal” de Beethoven. El primer carro ha sobrepasado la primera pilastra. Se siente un fuerte ruido… el puente cruje, se queja… el ruido se va transformando en estruendo.
La locomotora se detiene. Un cambio en su dirección, suelta los carros y salta adelante, justo cuando todo el armatoste se viene abajo.
El cambio de dirección de la marcha y el pitazo de auxilio, sobrecoge a la banda que cesa en su interpretación.
El ingeniero junto a sus ayudantes y unos cuantos obreros desaparecen en medio de la nube de polvo, escombros y agua que se levanta a varios metros de altura.
El tren que tendría la honrosa misión de inaugurar la línea ferroviaria sobre el río Chol- Chol, estaba compuesto por una locomotora, dos carros lastres, cargados de sacos de arena, y un carro de personal de vías y obras. El cual se encontraba en la tornamesa, esperando el momento de iniciar su marcha al futuro. Los operadores del ferrocarril fueron; maquinista, Luis Fernando Muñoz; conductor Clianor Barril y su fogonero Guillermo Campos.