Por Daniza Hernández
Los artistas esperan nerviosos tras bambalinas, tras la cortina musical aparece en gloria y majestad el gran Enrique Maluenda quien, con su icónica voz, realiza la apertura del festival más grande de la historia de la costa pueda recordar. -Señoras y señores bienvenidos al Festival de Las Colinas-.
Corría el año 1977, en aquella época festivales internacionales como el de la OTI, o el festival de Viña del Mar, contaban con millones de espectadores y artistas aclamados en todo el orbe. En esa fecha, también nacía en la comuna de Carahue la primera versión del festival de Las Colinas.
El cine Cervantes de propiedad de Rosamel Ortiz, es el escenario de esta primera edición que convoca a artistas locales persiguiendo el ansiado galvano de la voz más bella de la costa.
Organizado por un puñado de valientes jóvenes tales como Manuel Boggen, Jaime Rademacher, Guido Arroyo, Graciano Leal, Consuelo Corbalán y Elizabeth Palomo el espectáculo se transforma en el festival de la canción y como una mecha encendida su popularidad se extiende por todo el país.
Como es sabido, lo único que mueve a Carahue es el fútbol y por ello el festival surgió curiosamente desde ahí, en un intento de financiar a la Asociación de Fútbol para luego transformarse en uno de los espectáculos más importante de la escena nacional.
Con meses de anticipación, la organización se prepara para brindar un espectáculo de primer nivel, las luces y escenografía están a cargo de empresas de renombre de Concepción, mientras que la parrilla de artistas es revisada minuciosamente y en sintonía con los propios artistas del festival de Viña. Una semana antes el Cine Cervantes cierra sus puertas para preparar todos los detalles.
El pueblo completo se vuelca al show. El comercio abre sus puertas para recibir a los cientos de turistas que arriban al pueblo a presenciar el espectáculo, la ciudad esta revolucionada. Los buses llegan atestados de gente de todas partes para no perderse ninguna noche del festival de la canción La taquilla no da abasto, las filas son inmensas, la efervescencia es colectiva, nadie quiere perderse un solo momento de esta verdadera fiesta musical. La gente está dispuesta incluso a pernoctar en la plaza para no perderse ni un ápice del espectáculo.
Artistas de la talla de Gervasio, Fernando Ubiergo, Luis Dimas, Buddy Richard, Miriam Hernández, Luis Jara, José Alfredo Fuentes, Álvaro Salas, o figuras internacionales como María Pepa Nieto, afamada vedette Española, se dan cita en la ciudad de los tres pisos para participar de este portentoso evento.
La fama del evento es explosiva y los artistas causan histeria entre las adolescentes que atiborran las graderías para presenciar a sus artistas preferidos. Cada noche es onírica y durante esos tres días Carahue se encandila con las luces, la música y la fama.
Señoras y señores bienvenidos al festival de las Colinas de Carahue. suena la cortina y comienza la magia. El show era inolvidable, pero era un sueño del que había que despertar.
Durante 13 años Carahue vivió el esplendor de unos de los certámenes de la canción más emblemáticos del país, aunque su final fue más un bien capricho político que una razón significativa, el evento se coronó como uno de los grandes festivales de Chile. Un espectáculo grabado a fuego en la historia local y en la memoria colectiva de sus ciudadanos quienes jamás olvidaran que Carahue tuvo su propio festival.
